-Lo que más me preocupa es la soledad. La falta de comunicación que hay: entre los padres que ven la Tv y los hijos que están con el móvil.
-Culpamos a los políticos, porque cuando la pandemia pasaba en China la veíamos lejos y ya está aquí ...
Esto ocurre, porque pensamos que nunca nos pasará a nosotros. Es un mecanismo de defensa, y proyectamos la realidad cercana, como algo lejano. Luego cuando está encima nos frustramos.
Porque para políticos y también ciudadanos, siempre existe la presunción de que: a mí no me va a tocar.
-Hoy hay una violencia de la palabra y de los hechos. Lo vemos con los que incumplen las normas y se violentan. La violencia es un camino que no ayuda nunca.
-La responsabilidad del coronavirus que atribuimos sólo a los políticos, es también responsabilidad nuestra... Yo conozco políticos responsables y otros que se responsabilizan menos. Y nosotros que nos quejamos, en muchas ocasiones tampoco nos responsabilizamos.
-Admiro a los médicos, enfermeros, auxiliares me enseñan a comprometerse. Son Los Santos de la puerta de al lado. Algunos no son creyentes, pero en el testimonio se juegan la vida por otros.
-Los dependientes en supermercados, jornaleros, policías, camioneros, limpiadoras... Son personas con una gran altura de vida.
-El optimismo, es una palabra que no me gusta, el optimismo me suena a maquillaje, yo tengo esperanza, en las personas y en los pueblos, de que vamos a salir mejores y mejorados.
-Todos tenemos problemas y tentaciones existenciales, dudas de fe, crisis de fe, que se resuelven con la gracia de Dios. Nadie se salva del camino común de la gente que es el más común, seguro y concreto.
-Hoy la naturaleza está pataleando, y conviene recordar que: Dios perdona siempre, nosotros perdonamos de vez en cuando, pero la naturaleza no perdona nunca. Los incendios, los terremotos, la naturaleza está pataleando.
-Unas respuestas para meditar.
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